El macho de este ungulado porta una vistosa cornamenta, por la cual es un gran trofeo para el fotógrafo, y por desgracia también para la caza mayor. Forman rebaños de variada composición, las hembras acompañadas de la cría y el joven del año anterior. En primavera y verano es fácil ver rebaños de machos. El momento más espectacular para observarlos es durante el celo (noviembre-diciembre) por sus violentos combates.
Fotografiar a este bóvido, lo cual solo es posible en algunas sierras españolas pues no existe en el resto de Europa, cada vez es más difícil, no por ellas si no por las "autoridades medioambientales". Será para expiar el vergonzoso pecado de extinguir el bucardo pirenaico (el último ejemplar murió en enero de 2000).
Estas fotos son una pequeña muestra de las cientos de fotografías realizadas a los machos en la sierra de Guadarrama.